Tal vez este relato aburra a muchos, pero estoy seguro que a otros “los más viejos” les va a traer recuerdos y ganas de buscar fotos archivadas en algún álbum por ahí…..
Tenemos ( y digo tenemos porque todo esto, fue realizado de a dos desde el comienzo) 62 años y 44 de campamento.
Nuestros primeras salidas fueron sin carpa solo cañas y las ganas de sacar ese pez que nos estaba esperando a nosotros ,pescar y pasar la noche a la intemperie con amigos, los lugares elegidos (no podían ser muy lejos ) San Pedro, Islas Paulinas, Atalaya, lobos, Chascomus, Gral. Belgrano y otros de aquí a la vuelta ….en tren y colectivo con los bártulos al hombro.
Como cada día nos gustaba más esta vida, un amigo consiguió una carpita canadiense para 4 personas, ( se llovía por todos lados) pero de a poquito la fuimos acondicionando. Lamentablemente no tengo fotos de esa época, solo recuerdos imborrables. Nuestra locomoción seguía siendo la misma, pero crecieron los bártulos……ahora comenzó el verdadero campamentismo, porque, más de un día ya no te arreglas con lo que llevas puesto así que había que pensar muy bien en la carga. Llevó muchas salidas llegar a una lista de lo imprescindible.
Pasaron unos años y por el 76, logramos comprar una moto y después una carpita muy liviana que mande a hacer con las medidas para nosotros (para tres personas más o menos) porque éramos dos más la mochila. Ahora sí que “teníamos todo” por lo menos así lo veíamos, y hasta nos mandamos unos viajes a la costa, San clemente y Santa Terecita.
Aquí abajo la primera carpita que todavía conservo, con nuestra primera hija de 10 meses, en Santa Terecita y en Orence. Aquí habíamos cambiado de vehículo tractor y teníamos un Citroën 2CV. (Papá que maquina) nos sentíamos los dueños de las rutas ja ja